El juego de las chapas, también conocido simplemente como chapas, es una tradición popular que pervive con fuerza en Castilla y León, especialmente durante la Semana Santa, entre el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección. Aunque su práctica se ha extendido también a ambientes urbanos, su arraigo sigue siendo más fuerte en las zonas rurales, donde vecinos y visitantes se reúnen en bares y locales a revivir una costumbre con siglos de historia.
Origen e historia
La leyenda más extendida sobre el origen del juego lo vincula directamente con un pasaje bíblico: el sorteo que realizaron los soldados romanos para decidir quién se quedaría con la túnica de Jesucristo tras su crucifixión. Este supuesto sorteo mediante monedas habría dado lugar, siglos más tarde, al nacimiento de esta peculiar forma de apuesta popular.
Sin embargo, más allá del simbolismo religioso, lo cierto es que juegos de azar con monedas han existido en muchas culturas desde tiempos antiguos. En Castilla y León, el juego de las chapas se consolidó como un ritual colectivo muy vinculado al calendario festivo, especialmente a la Semana Santa, momento en el que se relajan las actividades laborales y se abren espacios para la socialización.
El juego
El funcionamiento del juego de las chapas es sencillo, pero genera una gran expectación entre los participantes. Se juega lanzando al aire dos monedas, tradicionalmente conocidas como perras gordas, que eran piezas de 10 céntimos de la época de Alfonso XIII. Los participantes forman un corro alrededor del organizador del juego, llamado baratero, y realizan sus apuestas tratando de adivinar si las dos monedas caerán mostrando cara (el rostro de la moneda) o cruz (la otra cara).
Si las monedas muestran resultados diferentes, la tirada se repite. Solo si ambas coinciden (dos caras o dos cruces) se resuelve la apuesta. El baratero es el responsable de organizar y supervisar el desarrollo de la partida, y debe contar con la autorización administrativa correspondiente, por la que abona una tasa (en torno a 30 euros), que cubre todos los días en los que se permite la práctica del juego.
Regulación y protección
Dado su carácter tradicional y la utilización de dinero en efectivo, el juego de las chapas está regulado por la Junta de Castilla y León mediante el Catálogo de Juegos y Apuestas y un reglamento específico que detalla las condiciones en que puede desarrollarse. Entre ellas, destaca la prohibición de apostar bienes como animales, inmuebles u objetos, así como la obligación de mantener una distancia superior a 100 metros respecto a centros educativos y de contar con permisos municipales cuando se juega al aire libre (aunque este año, en 2025, no se ha solicitado ninguna autorización para partidas al aire libre).
El reglamento también sanciona con firmeza las infracciones como la organización de partidas clandestinas, la manipulación del material, el impago de premios o faltas de respeto entre los participantes.
Una tradición viva
El consejero de la Presidencia, Luis Miguel González Gago, ha subrayado que el juego de las chapas es “una tradición clave que forma parte de la identidad de la Semana Santa en numerosos pueblos de Castilla y León. Por ello, desde la Junta autorizamos su conservación, proporcionando seguridad jurídica a sus organizadores y protegiendo a los jugadores”.
En 2025, la Junta ha concedido autorización a 96 establecimientos repartidos en 67 localidades de seis provincias de Castilla y León:
- Burgos: 9 establecimientos en municipios como Roa, Villadiego o Fuentespina.
- León: 30 autorizaciones, incluyendo Bembibre, La Bañeza, León capital, Ponferrada o Villablino.
- Palencia: 25 establecimientos en lugares como Aguilar de Campoo, Cervera de Pisuerga, Palencia ciudad y Saldaña.
- Segovia: 5 puntos en localidades como Cuéllar, Riaza o Sacramenia.
- Valladolid: 23 locales en municipios como Medina del Campo, Tordesillas, Valladolid capital y Zaratán.
- Zamora: 4 puntos, en localidades como Benavente y Santa Cristina de la Polvorosa.
Más que un juego: un ritual social
El juego de las chapas no es solo una forma de apostar: es una expresión cultural, una excusa para reunirse, para compartir risas, tensión y tradición. Es, en palabras del propio consejero, “una forma de socialización y de diversión colectiva, y en ningún caso debe existir engaño en su práctica”.
Como en otras expresiones populares de Semana Santa, las chapas funcionan como un puente entre generaciones, donde mayores y jóvenes comparten una misma costumbre que ha logrado mantenerse vigente, a pesar del paso del tiempo, el cambio de costumbres o las nuevas formas de entretenimiento.
Con las monedas al aire, Castilla y León mantiene viva una de sus tradiciones más singulares.