Historia de Salamanca

Salamanca, capital de la provincia homónima, situada en la comunidad autónoma de Castilla y León. Está ubicada en la comarca del Campo de Salamanca, en plena meseta Norte, en el cuadrante noroeste de la península ibérica. Es cabeza del partido judicial número uno de la provincia de Salamanca,9 además de sede de la diócesis salmantina, cuya jurisdicción se extiende a unos dos tercios del territorio provincial.10 De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística en el año 2014 poseía una población de 148 042 habitantes. Su área funcional estable alcanza los 203 999 ciudadanos, lo que la convierte en la tercera más poblada de la comunidad, tras la de Valladolid y la de León.
Los orígenes de la urbe se remontan a hace unos 2.700 años, durante la primera Edad de Hierro, cuando los primeros pobladores de la ciudad se asentaron en el cerro de San Vicente, a la ribera del Tormes. Desde entonces, la metrópoli ha sido testigo del paso de diversos pueblos: vacceos, vetones, romanos, visigodos y musulmanes. Raimundo de Borgoña, yerno del rey Alfonso VI de León, fue el encargado de repoblar la ciudad durante el Medievo y asentar las bases de la Salamanca actual.
Salamanca alberga la universidad, en activo, más antigua de España, la Universidad de Salamanca, creada en 1218 por Alfonso IX de León, y que fue la primera de Europa que ostentó el título de universidad por real cédula de Alfonso X el Sabio con fecha de 9 de noviembre de 1252 y por la licentia ubique docendi del papa Alejandro IV de 1255. Durante la época en la que fue una de las universidades más prestigiosas de Occidente se hizo popular la frase «Quod natura non dat, Salmantica non præstat», ‘Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta’.
Salamanca está ligada a la historia universal por nombres propios tales como: Antonio de Nebrija, Cristóbal Colón, Fernando de Rojas, Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca, Fray Luis de León o Miguel de Unamuno. Incluso Cervantes afirma en «El licenciado Vidriera» de sus Novelas ejemplares (1613):

Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado.

La ciudad posee los títulos de «Muy noble», «Muy leal» —ambos ostentados desde antiguo—, «Caritativa y hospitalaria» —distinción otorgada por el rey Alfonso XIII—, «Muy culta», «Docta» y «Sabia» —concedidos por la Junta de Castilla y León en 1985, 1997 y 2007, respectivamente—. En 1988, la ciudad vieja fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Cuenta con un importante patrimonio histórico-arquitectónico, entre el que destacan sus dos catedrales —la Catedral Vieja y la Nueva—, la Casa de las Conchas, la Plaza Mayor, el Convento de San Esteban y las Escuelas Mayores. Desde 2003, su Semana Santa está declarada de Interés Turístico Internacional.
En 2002, fue nombrada Capital Europea de la Cultura por el Consejo y el Parlamento Europeo. En 2005, acogió la celebración de la XV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno y desde el mismo año celebra anualmente el Festival Internacional de las Artes de Castilla y León.

Edad Antigua

El primer hábitat humano en el solar salmantino se ha fechado a comienzos del primer milenio antes de Cristo. Así lo atestiguan los restos cerámicos hallados en el «cerro de San Vicente» y que han sido adscritos a la cultura de Cogotas I del Bronce Final. En este mismo cerro se ha hallado lo que hasta la fecha se considera el primer asentamiento humano de carácter estable y continuo, aunque ya adscrito a la cultura del Soto de Medinilla de la primera Edad del Hierro (siglo VII a.C.). Con posterioridad, ya en la segunda Edad del Hierro (desde el siglo IV a. C.), se ha constatado que se desarrolló un nuevo núcleo de población en el denominado «teso de las catedrales o cerro de San Isidro», éste ya de carácter castreño y que perduró hasta la definitiva romanización de la ciudad. Todos estos asentamientos, y por tanto el actual emplazamiento de Salamanca, deben su existencia a las especiales características geomorfológicas del terreno sobre el que se asentaron. Así pues, en la elección de la ubicación de estos sucesivos asentamientos debió tener una especial influencia que esta zona contara con tres tesos —formados por la erosión de los arroyos de San Francisco y Santo Domingo—, sus correspondientes vaguadas y especialmente la proximidad del río Tormes. Estos detalles remiten a la idoneidad de este territorio a las primitivas funciones de defensa y de control del territorio circundante.
El asentamiento del cerro de San Isidro debió ser una ciudad de gran entidad entre los siglos IV y II a.C., no solo por sus dimensiones, si no que también por sus óptimas condiciones orográficas y de protección defensiva, ya que contó con muralla y foso. En el en el 220 a.C., Aníbal, en su avance por Iberia, sitió y conquistó la antigua ciudad de Helmántica (Salamanca). Así, Plutarco dice que «Anibal la sitió y sus moradores, por evitar mayores daños, se le sometieron ofreciéndoles trescientos talentos de plata y otros tantos rehenes, alzando el sitio, los Helmantiqueses, faltaron a sus promesas y protegidos por sus mujeres que habían escondido las armas y lograron vencer a las tropas de Anibal». Sin embargo, el general cartaginés terminó apresándolos y, según Polibio, «admirado por la valentía de sus mujeres, por ellas devolvió a sus hombres la patria y la riqueza».
Tras la II Guerra Púnica, el victorioso ejército romano comenzó su expansión por buena parte de la península ibérica. Salamanca inició una intensa época de romanización como ciudad anexionada a la provincia de lusitania. La Salmantica romana fue reestructurada, limitando su asentamiento al denominado teso de las catedrales, abandonando el emplazamiento del cerro de San Vicente. Su nueva configuración la mantuvo como una ciudad notable, no sólo por sus particulares características defensivas y de accesibilidad, si no que también por ser un centro de intercambio.
Del periodo romano proceden tres de los elementos culturales que más han podido incidir en la configuración y desarrollo de la ciudad de Salamanca. En primer lugar la Calzada de la Plata, considerada como su principal infraestructura de comunicación, el principal eje de ordenación de la ciudad y un hito del desarrollo de su función comercial. En segundo lugar el puente romano, como infraestructura que desde el siglo I garantizó el paso sobre el río Tormes y por tanto el acceso a la ciudad desde el sur. El puente romano se mantiene aún hoy en día la mitad norte, la otra mitad tuvo que ser reconstruida en el siglo XVII tras la Riada de San Policarpo. Por último, la denominada Cerca Vieja, primitiva muralla de la ciudad que rodeó el perímetro del cerro de San Isidro o de las catedrales sobre el trazado de la anterior castreña.

Edad Media

Con el fin del Imperio Romano Occidental, los alanos se establecen en Lusitania y la ciudad pasa a formar parte de esta región. Posteriormente los visigodos conquistan la ciudad y la anexionan a su territorio. Se tienen pocos datos sobre el desarrollo de Salamanca en la época visigoda, solamente se sabe que en el siglo IV la muralla romana se amplía con torreones sobre el mismo trazado, y que la fábrica de la cerca anterior quedó destruida prácticamente en su totalidad. Se sabe que en 589 la ciudad era sede episcopal pues figura entre las ciudades que enviaban obispos a los concilios de Toledo.
En el año 712, con la invasión musulmana de la península, Musa ibn Nusair conquista la ciudad. Durante la Alta Edad Media, la zona quedó como «tierra de nadie» y gran parte de sus núcleos de población resultaron destruidos por las frecuentes incursiones (algaradas) de los árabes. Salamanca quedó reducida a un núcleo carente de importancia y casi despoblado, aunque se mantuvo intacto el puente, con algunos pobladores en los alrededores. Los sucesivos intentos de los reinos cristianos de estabilizar la zona originaron no pocos choques con las expediciones musulmanas hacia el norte, que provocaron diversas escaramuzas y batallas, como la de Alfonso I de Asturias en 754, que acabaron por arrasar lo que quedaba de urbano.
La zona permaneció más o menos despoblada hasta que tras la importante victoria cristiana, en la batalla de Simancas del año 939, se inicia la repoblación efectiva de la zona ribereña del Tormes. Según la redacción pelagiana de la Crónica de Sampiro, dos meses después de terminado el ataque islámico, Ramiro II de León dispuso el avance de su ejército hacia las riberas del Tormes, donde dice que comienza la repoblación.
Todo parece indicar que a la población preexistente se vino a añadir durante esta fase la emigración que procedía fundamentalmente de comarcas situadas al norte del Duero; en el caso salmantino es indudable que se trata preferentemente de emigrantes llegados de las cercanías de León, según consta expresamnte en la donación realizada por Ordoño III en el año 953 a la iglesia de León de todas las iglesias recién construidas en el alfoz de Salamanca.
Tras la conquista de Toledo por Alfonso VI de León en el año 1085, se produjo la repoblación definitiva de la ciudad. En 1102, Raimundo de Borgoña se dirige a la ciudad con un nutrido grupo de pobladores de diversos orígenes, con una composición similar a los nuevos habitantes de la ciudad de Ávila58 —francos, castellanos, serranos, mozárabes, toreses, portogaleses y bragancianos, así como con la colaboración puntual de gallegos, judíos y musulmanes; que quedan recogidos en el Fuero de Salamanca, por orden de su suegro Alfonso VI. Estos fundaron sus respectivas iglesias y parroquias. De todos los grupos repobladores el más importante era el de los serranos, también llamados los guerreros-pastores, dedicados exclusivamente al cuidado de sus ganados y a la guerra. No hay que olvidar que toda la Extremadura medieval, territorio comprendido entre el Duero y el Sistema Central, era conocido en las crónicas árabes como «País de los serranos». Todavía hoy existe una calle «Serranos» en torno a la cual se aglutinaba este colectivo repoblador.
Los nuevos pobladores ocuparon el antiguo recinto amurallado y colonizaron nuevos terrenos de su entorno. La ocupación de la ciudad respondió a criterios sociales, étnicos y de poder. De esta forma, la élite social se ubicó en el centro de la ciudad, espacio que venía a coincidir con el de la antigua ciudad celtibérica. Los serranos, vinculados al poder político y militar, ocuparon la parte oeste (casa del representante real y Alcázar) y los francos la este, junto con la sede episcopal y el centro comercial en torno al Azogue Viejo. Los judíos se situarán junto al alcázar y los restantes grupos de repobladores (castellanos, portugueses, judíos, mozárabes, toresanos y gallegos, entre otros) serán ubicados en los espacios extramuros.
Se restaura su Diócesis (siendo el primer obispo Jerónimo de Perigord) y se comienza a construir la catedral, a cuya vera nacen unas escuelas que serán el germen de la Universidad.
En 1218, el monarca Alfonso IX de León otorga a las escuelas catedralicias el rango de Estudio General que, en 1253, se convertiría en Universidad de Salamanca por real cédula de Alfonso X, posteriormente ratificada por el papa Alejandro IV en 1255
La universidad alcanzaría con el tiempo un gran prestigio.
El 12 de agosto de 1311 nació entre sus muros el único rey de Castilla y de León que ha dado la ciudad, Alfonso XI el Justiciero. Accedió al trono con catorce años y conquistó Gibraltar al mando de las milicias castellano-leonesas, en las que destacaba la nutrida presencia de contingentes salmantinos.
Durante el siglo XV, Salamanca fue el escenario de grandes rivalidades entre las familias nobles de la ciudad, articuladas en dos bandos que se repartieron la ciudad: el de San Benito y el de Santo Tomé. Con el auge de la Mesta, Salamanca adquirió importancia como centro de manufacturas pañeras y como exportador de lana.

Edad Moderna

Como el resto de núcleos históricos de la Corona que tenían representación en Cortes, Salamanca se unió al movimiento de las Comunidades de Castilla (1520) contra los nuevos impuestos que reclamaba Carlos I en las Cortes y en defensa de sus manufacturas textiles contra los privilegios de los exportadores de lana. Tras la derrota de los Comuneros el rey Carlos I hizo desmochar las torres de los palacios de los salmantinos que se adhirieron a la revuelta.
El siglo XVI fue la época de mayor esplendor de la ciudad, tanto en la demografía como en la vida universitaria, gracias al prestigio de sus profesores, con la llamada Escuela de Salamanca (se calcula que Salamanca tenía unos 24.000 habitantes y hacia 1580 se matriculaban cada año 6.500 estudiantes). Después se unió a la decadencia generalizada de las ciudades de la Corona de Castilla en la meseta norte (12.000 habitantes en 1651).
El barrio judío de Salamanca estaba situado al norte, junto a la muralla (más o menos la actual avenida de Mirat). Cuando, en 1492, fueron expulsados, el barrio fue tapiado y respetado por los salmantinos, probablemente pensando en un posible retorno, y al quedar deshabitado se llenó de conejos, por lo que ha sido conocido hasta hace poco como barrio del Conejal.
En el siglo XVIII tuvo un importante renacimiento económico y cultural, que propició la terminación de la catedral Nueva (cuyas obras habían estado paradas durante casi un siglo), la construcción de su imponente plaza mayor barroca en 1729 y permitió rehacer muchos de los edificios monumentales dañados por el terremoto de Lisboa de 1755. En el aspecto cultural, también se notó el influjo de la Ilustración de los Borbones en la Universidad en el último tercio del siglo.

Edad Contemporanea

Durante la guerra de la Independencia, Salamanca fue ocupada por las tropas del mariscal Soult en 1809 y permaneció en manos francesas hasta la batalla de los Arapiles (1812), en la que vencieron los ejércitos aliados bajo el mando de Wellington. Durante la ocupación, los franceses construyeron defensas y, para obtener materiales, destruyeron una importante parte de los edificios salmantinos, especialmente del barrio llamado de Caídos (derruidos), donde se levantaban conocidos colegios mayores de la Universidad, de los que no queda ni rastro. El peor momento llegó cuando Fernando VII cerró las universidades españolas. A partir de la reapertura, la de Salamanca quedó reducida a una universidad de provincias. Por la provincia de Salamanca actuó el guerrillero y militar salmantino Julián Sánchez»el Charro» al mando de la unidad Lanceros de Castilla.
En 1833 se crea la provincia de Salamanca, encuadrada en la Región Leonesa, convirtiéndose de este modo la ciudad de Salamanca en la capital de dicha provincia, pasando a albergar la Diputación de Salamanca.
En 1873, tras proclamarse la Primera República, se acometió el primer intento serio de federalización de España mediante el proyecto de Constitución de 1873. Apenas cinco días después de la presentación de este proyecto, Salamanca sufrió un levantamiento cantonalista que, tras cuatro días de éxito, fue sofocado el 26 de julio de 1873. Posteriormente, un pronunciamiento militar se llevó por delante la I República y de paso la iniciativa regionalizadora del Estado Federal. Durante el resto del siglo XIX la ciudad experimentó una leve recuperación al ser nombrada capital de provincia y al haberse construido el ferrocarril que unía Francia con Portugal, y que pasaba por la Meseta (Medina del Campo y Salamanca, 1877).
La sublevación del ejército contra la Segunda República triunfó en Salamanca desde el primer momento, siendo detenido y fusilado el alcalde de Salamanca Casto Prieto Carrasco por las tropas franquistas. Durante la Guerra Civil, entre octubrede 1936 y noviembre de 1937, el Palacio Episcopal fue residencia y centro de mando del general Franco. La ciudad fue también sede de las organizaciones falangistas y de algunos Ministerios.
Tras la guerra se concentraron en Salamanca los documentos incautados por el Ejército sublevado a medida que iban ocupando el territorio que había defendido a la República, con lo que se creó un gran archivo documental sobre la guerra civil española (Archivo General de la Guerra Civil Española). La parte de este archivo «perteneciente a Cataluña» amén de muchísimos papeles y documentos valiosos de particulares e instituciones no pertenecientes a esa región fue trasladado a Barcelona en la primavera de 2006, tras grandes disputas entre el ayuntamiento salmantino y el gobierno español, y manifestaciones populares. El ayuntamiento de Salamanca, presidido por Julián Lanzarote (PP), cambió el nombre de la calle en la que se encuentra el archivo, de «Gibraltar» (nombre que homenajeaba a las milicias salmantinas que fueron con Alfonso XI a la conquista de Gibraltar) a de «El Expolio», como señal de protesta tras el traslado de los «papeles de Salamanca» a Cataluña.
En 1940, Pío XII fundó la Universidad Pontificia de Salamanca como continuación de los antiguos estudios de teología. En 1988 Salamanca fue declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En 1998, por acuerdo de los Ministros de Cultura de la Unión Europea, Salamanca fue designada junto a Brujas, Capital Europea de la Cultura para el año 2002. La ciudad también aspira a obtener la candidatura a la Exposición Universal de Salamanca en un futuro no muy lejano.
Actualmente la población de la capital salmantina, estancada desde hace unas tres décadas, ronda los 160.000 habitantes, aunque en 2006 descendió en más de 11.000 personas con respecto al año 1994. Esto se debe fundamentalmente al traslado de parte de su población al área metropolitana, fenómeno común a muchas otras ciudades españolas, aunque también hay un elevado índice de emigración a lugares como Madrid. Es significativo comprobar que la provincia de Salamanca tiene un alto índice de población envejecida respecto a los datos nacionales.
Por su parte, el sector servicios (el boyante turismo cultural y la Universidad) es la principal fuente de ingresos de la ciudad. Es especialmente relevante la actividad educativa durante el verano, ya que cuenta con una gran afluencia de estudiantes procedentes de muchos países, que en su mayoría vienen para aprender el castellano y asistir a diversos cursos de verano. La capital salmantina acogió los días 14 y 15 de octubre de 2005 la celebración de la XV Cumbre Iberoamericanade Jefes de Estado y de Gobierno. S.A.I. el Príncipe Heredero del Japón Naruhito visitó la ciudad el 13 de junio de 2013 con motivo de la conmemoración de los 400 años de intercambio hispano-japonés. Recibió de manos del alcalde Alfonso Fernández Mañueco las llaves de la ciudad.

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