Cueva de Salamanca

De la antigua iglesia románica de San Crebrián tan sólo quedan algunos restos y lo que fuera su cripta, aprovechando el desnivel del terreno. La importancia de este templo del s.XII radica en ser, según la tradición, el lugar donde durante la Edad Media se ubicaba una escuela de nigromancia, en la cual el profesor era el propio demonio. 

 

Según cuenta la tradición, en la cripta o cueva, el demonio impartía sus clases de artes oscuras a siete alumnos, quedando el más aplicado entre ellos al servicio del diablo. De aquí surge la historia del escritor Enrique de Villena, el hombre sin sombra, quien fue el alumno más aplicado de su promoción.

 

Cuenta la leyenda que no pudiendo abandonar la cueva, aprovechando una salida del diablo, el joven se escondió en una tinaja y cuando aquél regresó, dándose cuenta de que el muchacho no estaba empezó a buscarlo dejándose la puerta entreabierta, hecho que Enrique aprovechó para salir, pero en el último instante el diablo lo descubrió llegando tan sólo a atrapar su sombra, de ahí el apodo del hombre sin sombra.

 

La fama del lugar fue tan importante que el propio Miguel de Cervantes le dedicó un entremés titulado «La Cueva de Salamanca».