Portada de Ramos de la Catedral de Salamanca

La portada se encuentra en la fachada norte de la Catedral Nueva, con vistas hacia la Plaza Anaya, un emplazamiento icónico de la ciudad.

Esta portada despliega un fascinante conjunto iconográfico que cautiva la atención de los observadores. Uno de los elementos más destacados es el grupo escultórico que representa la Entrada de Jesús en Jerusalén, un momento con gran relevancia en la narrativa bíblica. Además, los evangelistas, dispuestos estratégicamente alrededor de la puerta, enriquecen el mensaje visual.

Al igual que ocurre en la portada occidental (Catedral Nueva. Fachada Principal), esta composición combina esculturas de dos siglos distintos: el siglo XVII y el siglo XVIII. Es en este último período en el que se originan las imágenes ya mencionadas.

En la búsqueda por resaltar la etapa de restauración y transformación de este tesoro arquitectónico, se incorporaron a la zona intervenida en 1993 una serie de elementos que identifican ese momento histórico. Entre ellos se encuentra el célebre astronauta, que se ha convertido en un símbolo curioso y debatido de la restauración.

Junto al astronauta, en el conjunto de elementos, emerge un lince. A su derecha, un toro se hace presente, y justo bajo este se distingue una figura fantástica con un helado de tres bolas y una expresión sonriente. Más a la derecha, cerca de la puerta, tres figuras adicionales llaman la atención: un cangrejo de río, una cigüeña y una liebre. Estas representaciones simbolizan respectivamente el agua, el cielo y la tierra, elementos fundamentales en la cosmología de Salamanca.

Esta portada es un testimonio artístico y cultural que fusiona elementos religiosos con toques curiosos e identificativos de su tiempo de restauración, un reflejo de la riqueza histórica y creativa que caracteriza a Salamanca.