Palacio de los Rodríguez de Figueroa

Aunque la declaración y protección se ciñe sólo a las fachadas, las únicas partes originales, convendrá decir algo sobre todo el edificio, que fue acabado de configurar, con criterios historicistas tal y como hoy lo conocemos, en la primera mitad del siglo XX. 
 
Su promotor fue, por los datos que se conocen de su biografía y por el palacio del que fue propietario, personaje importante. La sola relación de los cargos ocupados impresiona: catedrático de la universidad Salamanca, doctoral de la catedral de Coria, juez metropolitano y presidente de los Consejos de Nápoles, Sicilia y Milán, regidor de Salamanca, etc. Su nombre, Juan Rodríguez de Figueroa, nacido en Ledesma en 1490 y fallecido en Madrid en 1565. Desde luego sus rentas debieron de ser generosas pues construyó o reformó (cabe la posibilidad de que interviniera en unas casas principales del bachiller Sancho de Frías) uno de los mejores palacios de la ciudad y en un lugar privilegiado, entre las actuales calles de Zamora y de Concejo, antiguas calles de Concejo de Abajo y de Arriba respectivamente. 
 
No es excesivamente frecuente que un mismo palacio goce de dos monumentales fachadas; si esto se da en este caso es por una razón obvia, el tener entrada por dos calles. Su tratamiento es muy similar; las dos tienen un claro desarrollo horizontal y están recrecidas en un piso; las ventanas de una y otra han sido reconvertidas en balcones, diferenciándose no obstante, si bien los vanos de la calle Zamora se enmarcan con columnas y con pilastras la de la calle Concejo. 
 
También son muy similares las puertas, resueltas con arco de medio punto entre columnas con los fustes estriados y rellenados con medias cañas en sus tercios inferiores; asimismo todas llevan capiteles itálicos y tras el entablamento liso rematan en candeleros. A los lados de las antiguas ventanas superiores, escudos picados, aunque se aprecian las armas de Figueroa y Rodríguez de Ledesma. En las enjutas de los arcos de las dos puertas se labraron bustos emparejados de hombre y mujer, recurso muy normal en el siglo XVI, que cuando iba algo más que mediado vio levantarse este palacio; además en la fachada de la calle Zamora aparecen el arcángel San Miguel, Adán y Eva; en la fachada opuesta, Dios Padre. Existen otros medallones de los siglos XIX y XX, cuya calidad artística desmerece con respecto a los renacentistas. El proyectista original parece un arquitecto próximo a los gustos de Rodrigo Gil de Hontañón. 
 
El palacio a mediados del siglo XIX, cuando se ofrecía a la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy, estaba dividido en tres viviendas. Fue primero alquilado en 1880 y luego comprado en 1919 por el Casino de Salamanca, que renovó el edificio en dos campanas, la primera en los años veinte dirigida por Santiago Madrigal y la segunda en los cuarenta a cargo de Fernando Población. Autor: José Ramón Nieto González

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